Dijo Jesús al paralítico: ¿QUIERES QUEDAR SANO? (Jn 5, 1-16)
[1] Pasado algún tiempo, celebraban los judíos una fiesta, y Jesús subió a Jerusalén. [2] Hay en Jerusalén, junto a la puerta de los Rebaños, una piscina llamada en hebreo Betesda, con cinco soportales. [3] Yacía en ellos una multitud de enfermos, ciegos, cojos y lisiados, que aguardaban a que se removiese el agua. [4] [[Periódicamente bajaba el ángel del Señor a la piscina y agitaba el agua, y el primero que se metía apenas agitada el agua, se sanaba de cualquier enfermedad que padeciese.]] [5] Había allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo. [6] Jesús lo vio acostado y, sabiendo que llevaba así mucho tiempo, le dice: —¿Quieres sanarte? [7] Le contestó el enfermo: —Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se agita el agua. Cuando yo voy, otro se ha metido antes. [8] Le dice Jesús: —Levántate, toma tu camilla y camina. [9] Al punto se sanó aquel hombre, tomó su camilla y echó a andar. Pero aquel día era sábado; [10] por lo cual los judíos dijeron al que se había sanado: —Hoy es sábado, no puedes transportar tu camilla. [11] Les contestó: —El que me sanó me dijo que tomara mi camilla y caminara. [12] Le preguntaron: —¿Quién te dijo que tomaras tu camilla y caminaras? [13] El hombre sanado no sabía quién era, porque Jesús se había retirado de aquel lugar tan concurrido. [14] Más tarde lo encuentra Jesús en el templo y le dice: —Mira que te has sanado. No vuelvas a pecar, no te vaya a suceder algo peor. [15] El hombre fue y dijo a los judíos que era Jesús quien lo había sanado. [16] Por ese motivo perseguían los judíos a Jesús, por hacer tales cosas en sábado.
Este paralítico llevaba 38 años enfermo.
¿Cuántos podemos llevar tú y yo enfermos en el alma?
¡¡¡No nos desanimemos!!!
Hoy nos dice Jesús:
¡¡¡LEVÁNTATE!!!
¡¡¡EMPIEZA UNA NUEVA VIDA!!!.
Comenzamos una nueva semana de soledad,
encerrados en nuestras casas. Ojalá sean, estos días, como unos días de retiro espiritual.
Tiempo para pensar.
Disponemos de más tiempo para hablar con Dios. Acércate más a Jesús. Pídele que abra tu mente; que le entiendas y que seas como Él.
Sí: Es un tiempo para pensar. Muchos familiares no han podido estar y dar la mano ni despedir a sus difuntos. Muchas personas están enfermas.
Muchas empresas han cerrado, o van a cerrar.
Hay familias que no van a poder aguantar la demora de cobrar su sueldo.
Personas, muchas, sin ingresos suficientes…, y
sin saber cómo va a terminar esto por lo inédito de esta situación.
Muchos se quedarán sin trabajo.
Todos estos problemas nos afectan a todos.
Esta epidemia es una prueba dura. Hemos de ponernos en manos de Dios y pedirle que cese esta pandemia.
¿ Y, QUÉ PODEMOS HACER?
De pronto me ha venido
un pequeño desaliento: ( que a lo mejor te ocurre a ti lo mismo; más que en mí, he pensado en ti).
Este o parecido puede ser el pensamiento:
No puedo celebrar la Santa Misa en la Iglesia; no puedo atender el Confesonario; no puedo confesar ni predicar; por mi edad no me dejan ir a
atender a los enfermos graves y se pueden estar muriendo sólos…
Y me pregunto: ¿Para qué sirve mi vida? Señor: ¿Qué
quieres de mí? ¿No estaré
perdiendo el tiempo?
Pero, he rechazado esa tentación triste y pesimista pensando en que DIOS SABE MÁS.
Y me han dado paz, serenidad, esperanza, optimismo y confianza unas palabras de Camino:
«De que tú y yo nos portemos como Dios quiere, no lo olvides, dependen muchas cosas grandes».
Es decir, que podemos hacer mucho bien encerrados entre cuatro paredes si nos portamos como Dios quiere:
Haciendo bien lo pequeño, lo ordinario, lo de cada día, con paz, con alegría, con amor; sirviendo en casa, limpiando muebles, utensilios; sembrando paz y alegría… todo con la ayuda de la Virgen, es
POSIBLE.
Jesús Mateo. Sacerdote.